Algunas reflexiones sobre supuestas "Fobias”

Por Tim Haile, traducido y adaptado por Josué Hernández.

Quien se oponga a la homosexualidad será etiquetado como "homófobo". Quien se oponga a la inmigración ilegal será etiquetado de "xenófobo". Quien se oponga al Islam será etiquetado como "islamófobo".

El hábito de muchos, sobre todo cuando está flaqueando su argumentación en una discusión, es recurrir a etiquetar con insultos a su oponente en lugar de abordar la médula de la discusión con honestidad. Lamentablemente, el que etiqueta así a su oponente procura desacreditar y marginar a la persona que lo contradice.

Somos testigos de esta práctica cobarde en todos los ámbitos y tipos de controversia. Los motivos se impugnan, el aspecto y modales son ridiculizados y el carácter es asaltado. Evidentemente, ninguna victoria se logra con este tipo de asalto ad hóminem dónde no se aborda con sinceridad el verdadero punto en desacuerdo.

Debemos reconocer que realizar tal “etiquetado” tiene por propósito tergiversar la posición real del oponente. Esto se está haciendo en la actual batalla cultural sobre temas como la inmigración ilegal, la islamización y la homosexualidad. Por ejemplo, quienes se oponen a la homosexualidad son llamados “homófobos”, que es una falsedad absoluta del carácter de tales personas opuestas al homosexualismo.

Los laicos liberales no usan el término “homofobia” con su verdadero significado. Como podemos ver, buscan tergiversar la posición de sus oponentes para prejuiciar la mente de los demás en contra de ellos.

La palabra “fobia” (Gr. Phobes) hace referencia al “miedo” o “temor” (no a la oposición a un comportamiento o situación). Los cristianos, y demás personas conservadoras, no presentan algún “miedo” a los homosexuales, ellos simplemente se oponen a su comportamiento contranatural.

"Homófobos"

El “miedo” no es el problema (aunque “fobia” significa “miedo o temor”). Por lo tanto, el verdadero significado de la palabra "homofobia" no es "opuesto a" los homosexuales (como personas), sino temor de los homosexuales (como personas) o temeroso de la práctica de la homosexualidad, lo cual es una tergiversación de los hechos como ya hemos indicado.

Los activistas gays y sus patrocinadores liberales, a través de los medios de comunicación, emplean la sofistería de convertir en “fobia” toda oposición a cierta “libertad ciudadana”, y por lo tanto encauzan los prejuicios del público contra la gente decente y honesta que se opone a la disposición y a la actividad homosexual en sí. En semejante caso, la etiqueta de “fobia” está mal aplicada por dos razones:

1. Los creyentes en la Biblia no se oponen a la libertad genuina, sino que son fervientes defensores de la libertad de expresión. Lo que en realidad sucede, es que los gays reprimen la libre expresión al malinterpretar a sus críticos.

2. Los creyentes en la Biblia no temen a los homosexuales, sino que se oponen a su homosexualidad. Esta oposición está dirigida a ésta desviación sexual. Pasajes como Romanos 1:26-27; 1 Corintios 6:9, 1 Timoteo 1:10; Judas 7; Génesis 19:1-5; Levítico 18:22 y 20:13 condenan las relaciones sexuales con alguien del mismo sexo. Por supuesto, la Biblia también condena a otros tipos de relaciones sexuales ilícitas, como son el adulterio, la bestialidad, y en fin, toda clase de fornicación.

"Xenófobos"

Ahora, con la mayor atención que se está prestando a la inmigración ilegal y la seguridad fronteriza, presenciamos mucho ataque verbal contra aquellos que insisten en la aplicación de las leyes de inmigración. Entonces, aquellos que se oponen a la inmigración ilegal serán etiquetados como “xenófobos”. Este es otro ejemplo de la etiquetación fraudulenta. Una persona realmente "xenófoba" no se opondrá a los inmigrantes ilegales por el sólo hecho de que son extranjeros, sino que tendrá miedo de los inmigrantes ilegales. Si bien es cierto que algunos inmigrantes ilegales son peligrosos y deben ser temidos por los ciudadanos respetuosos de la ley, esto pasa por alto el punto de la objeción y tergiversa los hechos.

La oposición al proceder de los inmigrantes ilegales porque quebrantan la ley, no significa que nos oponemos a ellos porque simplemente son extranjeros. ¡Pero los partidarios de la inmigración ilegal etiquetan a los que se oponen a semejante violación de la ley de ser unos xenófobos!

Al igual que con el término “homófobo”, este término es utilizado por los que toleran la violación de las leyes fronterizas para desprestigiar a aquellos que insisten en la autoridad de la de la ley de inmigración.

"Islamófobos"

Esta expresión está a flor de labios en los últimos tiempos. Esta etiqueta procura marginar a su oponente dejándolo como un fanático. En este caso, como en los anteriores, se abusa de la palabra "fobia” (Gr. phobes).

Por definición, un "islamófobo" sería aquel que teme al Islam. La cuestión, sin embargo, no es un miedo al Islam, sino el rechazo de una ideología política que se opone a nuestra Constitución, a nuestra la cultura y la cosmovisión bíblica.

La gente no tiene miedo de los musulmanes (aunque algunos islamistas son bastante peligrosos). Por el contrario, se oponen a Islam, con su sistema de la ley Sharía, que para aplicarse, por su propia naturaleza, demanda sustituir todos los sistemas legales y políticos de nuestra nación. La ley islámica es totalmente incompatible con la Constitución de los EE.UU. y con los conceptos bíblicos en los que fue concebida.

Exponiendo la sofistería

Analicemos la sofistería del laicismo liberal. Al sofista le gusta unir la palabra “fobia” (Gr. Phobes = temor) con varias palabras griegas; entonces hagamos lo mismo, vamos a unir la palabra “fobia” a algunas palabras para ver qué pasa.

1. "¿Pornófobo?" Antes de hablar de la homosexualidad en 1 Corintios 6:9, el apóstol menciona la fornicación como uno de los comportamientos que impiden que el hombre pueda llegar al cielo. La palabra griega “pornos” se traduce como “fornicarios”. Este es el término general para todo tipo de inmoralidad sexual, desde el sexo fuera del matrimonio hasta la bestialidad. Con el sufijo griego “grafo” (escribir) y la palabra griega “porno” obtenemos el término “pornografía”.

Si uno se opone a la fornicación o la pornografía ¿esto lo hace un “pornófobo”? Si aquellos que se oponen a la homosexualidad son llamados homófobos, es de suponer que este sea el caso. Por supuesto, “fobia” significa miedo o temor, nunca significa oposición. La gente no tiene “miedo” de los fornicarios cuando se oponen a su fornicación.

2. "¿Moichófobo?" Pablo también dijo que “los adúlteros” no heredarán el reino de Dios (1 Cor. 6:9-11). La palabra griega traducida adúltero es “moichos”. ¿Es culpable de “moichofobia” quien se opone al proceder de un hombre que tiene relaciones sexuales con la esposa de su vecino? Muchos de los “progresistas” que no se oponen a la homosexualidad o la fornicación, estarán de acuerdo con nosotros en este punto. Si así es el caso ¿es un progresista “moichófobo” por oponerse a la conducta adúltera? ¿Acaso temen a los adúlteros quienes se oponen a su práctica vergonzosa y nefasta?

Si los progresistas pueden ver el punto con respecto al adulterio, entonces ¿por qué no puede verlo con respecto a la homosexualidad?

3. "¿Cleptófobo?" Las Escrituras condenan el robo (Ef. 4:28; 1 ​​Cor. 6:10). Jesús dijo El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir” (Juan 10:10). Si uno se opone al robo (Gr. “klepto”) ¿debe ser etiquetado como “cleptófobo”? ¿Son los ciudadanos liberales (progresistas) "cleptófobos" porque condenan el robo? Si no es así ¿significa esto que ellos están a favor de robar?

Sabemos que muchos de los que están a favor del matrimonio gay llaman a sus oponentes “homófobos”. Entonces ¿serán coherentes? ¿Es un ladrón de bancos un ciudadano que escogió un “estilo de vida económico alternativo” para ganarse la vida? ¡No! El robo es un pecado. Quienes se oponen al robo lo hacen, no porque tengan miedo de los ladrones, sino porque se oponen a su proceder.

4. "¿Pseudófobo?" Las Sagradas Escrituras condenan la mentira (Col. 3:9; Ef. 4:25; Apoc. 21:8). Si uno se opone a la mentira (Gr. “pseudo”) ¿debe ser etiquetado como un “pseudófobo”? ¿Son los liberales “pseudófobos” porque se oponen a la mentira? Si no es así ¿significa esto que ellos están a favor de la mentira?

¿Es la mentira simplemente un “estilo de vida alternativo” que describe simplemente una actividad? ¡No! La mentira es un comportamiento pecaminoso. Los opositores a la mentira no tienen “miedo” de los mentirosos, simplemente se oponen a su proceder.

5. "¿Metófobo?" Las Sagradas Escrituras condenan la embriaguez (1 Cor. 6:10; Ef. 5:18, 1 Ped. 4:3). La palabra griega para señalar la borrachera es “methuo”.

Si uno se opone a la borrachera ¿debe ser etiquetado como un “metófobo”? ¿Son los ciudadanos liberales “metófobos” si se oponen a la embriaguez? Si no es así ¿significa esto que ellos están a favor de la embriaguez?

Como hemos señalado anteriormente, los partidarios de la islamización de los Estados Unidos llaman a otros “islamófobos”. Los que favorecen la homosexualidad llaman a otros “homófobos”. Los que favorecen la apertura de las fronteras llaman a otros "xenófobos". ¡De acuerdo con esta norma, los opositores de la embriaguez deben ser etiquetados como “metófobos”!

Conclusión

Los cristianos muchas veces serán odiados, calumniados y mal representados (Jn. 15:19; Fil. 1:29; 2 Tim. 3:12). El uso cobarde de etiquetar a un oponente, simplemente expone la falsedad de las afirmaciones del progresista.

El etiquetado es bueno y necesario, por ejemplo en el mundo comercial, pero debe indicar y representar fielmente los hechos. Sabemos que muchas empresas han sido procesadas ​​por el mal etiquetado de sus productos. Pero los liberales mundanos al crear sus etiquetas falsas, definen erróneamente, y etiquetan a los demás según su capricho ¿dónde está la fiscalía para esto?

La población impía es realmente "aphobes", es decir sin miedo, sin temor de Dios. En medio de semejante sociedad es necesario ser “temerosos” (Gr. “phoberous”) de Dios. Como dijo Pablo, Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres” (2 Cor. 5:11).


Nota: Agradezco a Bill Reeves por sus ideas y sugerencias para este artículo.




Josué Hernández A.
La Serena. Chile.