¿Verdad Absoluta?

Para siempre, oh Jehová,

Permanece tu palabra en los cielos”

(Salmo 119:89)

Así como la estrella del norte es un punto celeste fijado para navegar, la Biblia es un punto de referencia para la navegación de nuestra vida espiritual. Por supuesto, y lamentablemente, lo anterior es menospreciado por el escéptico moderno.

Modernismo, Racionalismo, Posmodernismo

El Modernismo tuvo sus comienzos con “la edad de la razón” es decir con La Ilustración. La Ilustración fue una época histórica y un movimiento cultural e intelectual que se desarrolló (especialmente en Francia e Inglaterra) desde fines del siglo XVII hasta el inicio de la revolución francesa, aunque en algunos países se prolongó durante los primeros años del siglo XIX. La ilustración fue denominada así debido a su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. En ése contexto, las "tinieblas de la humanidad" serían los enfoques religiosos, sociales y filosóficos que no se basaban o no se justificaban por el racionalismo. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el “Siglo de las Luces”.

El Racionalismo, en breves palabras, es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento. El racionalismo supone que la razón por sí misma puede descubrir la verdad (la realidad final).

No se debe confundir la racionalidad con el racionalismo. La racionalidad es simplemente la calidad de racional (Larousse), es un método lógico de enfocar una cuestión. En cambio el racionalismo es la doctrina filosófica que rechaza la revelación y pretende explicarlo todo por medio de la razón (Larousse).

Hubo grandes cambios y problemas generalizados, una nueva visión del mundo surgió. El Modernismo racionalista fue destronado por el Posmodernismo.

El Posmodernismo se inició como un movimiento cultural y artístico en la cultura occidental en la década del cuarenta (posguerra).

La cosmovisión posmodernista es una de rechazo de los anteriores estándares por el afán de la superación, donde se rechaza una visión ordenada del mundo. En la literatura, este movimiento rechaza un significado inherente en el lenguaje y abandona la estructura formal convencional; el lenguaje es poco fiable y por lo tanto los significados son inestables, dejando a la literatura abierta a muchas interpretaciones contradictorias.

Mientras que el posmodernismo abarca una mezcla diversificada de estilos, técnicas y tecnologías, también se rebela contra la autoridad a través de cualquier modo de expresión individual. Por supuesto, esto tiene consecuencias:

1. La verdad es subjetiva para el individuo y en relación con la situación. Un ejemplo de esto es que (según las encuestas) el 72% de los estadounidenses entre 18 y 25 años no creen en la verdad absoluta. Con una filosofía así, la verdad se fabrica no se descubre.

2. No hay punto de vista mejor que otro. Por lo tanto es una “tiranía” aquello de “la verdad absoluta”.


El Reflejo Del Posmodernismo

Es significativo que varias ideas del hombre posmodernista son un reflejo del hombre de la antigüedad. De hecho “no hay nada nuevo bajo el sol”. Por ejemplo, en el tiempo de los jueces no había rey en Israel” y el estándar subjetivo llegó a tal nivel que “cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jue. 21:25. Comp. Prov. 14.12). Luego, los hijos de Israel llegarían a estar “llenos de costumbres traídas del oriente” (Is. 2:6) sus vecinos paganos. Otro ejemplo, del subjetivismo del hombre antiguo, lo vemos en la pregunta que Pilato presentó a Jesús: “¿Qué es la verdad?” (Jn. 18:38). Esta pregunta manifestaba la creencia antigua en muchos dioses y diversas filosofías (Hech. 17:16, 22-23), el mundo del primer siglo era inmoral y politeísta. Los filósofos paganos se entretenían con los diversos puntos de vista en constante flujo, siempre interesados “en decir o en oír algo nuevo” (Hech. 17:21).

La Reclamación Bíblica De La Verdad Absoluta

La Escritura (2 Tim. 3:16-17) es la expresión del Dios de la verdad (Jn. 17:17; Tit. 1:2). Lo que dice la Escritura es lo que Dios dice. Por lo tanto, la Biblia es la revelación comprensible de la mente de Dios (Ef. 3:4) dada a nosotros para que tengamos fe (Rom. 10:17).

Hoy en día, la mayoría dice que están absolutamente seguros de que “no hay absolutos” ¿Cómo puede ser esto? ¡Con semejante afirmación ya tenemos dos absolutos opuestos! Además, una afirmación semejante reclama ser una verdad absoluta proveniente de la mente relativista que declara estar segura de que no hay absolutos en el mundo.

El evangelio de Cristo es un estándar universal (Mat. 28:18-20; Jn. 12:48; Hech. 17:30). El evangelio se aplica de igual manera a todas las personas de todas las culturas de todos los lugares. El evangelio declara que Cristo juzgará a toda la humanidad en base a criterios absolutos (Rom. 2:16).

El evangelio es una ley fija, estable y perpetua, es “la perfecta ley, la de la libertad” (Stgo. 1:25), es “la ley de Cristo” (Gal. 6:2), y por lo tanto es la inviolable e inalterable voluntad de Dios. Toda presunción humana para cambiar dicha ley cae bajo la maldición divina (Gal. 1:6-8; Prov. 30:5-6; Apoc. 22:18-19).

El evangelio es la revelación final (Jn. 16:12-13; Heb. 1:1-3; 9:28; Jud. 1:3). Jesucristo es la última voz de la profecía, en la última dispensación de la historia de la humanidad, y por lo tanto, el Nuevo Testamento es la última palabra de la divina revelación.

El evangelio es un registro confiable (Mat. 24:35; 1 Ped. 1:22). La providencia de un Dios Todopoderoso ha preservado su palabra para nosotros hoy, de manera que todos los hechos históricos y las verdades espirituales reveladas en la Biblia son confiables y deben ser creídos (1 Cor. 15:14; Jn. 14:1-3; 1 Tes. 4:13-18).

No podemos creer en una parte de la Biblia y en otra no, la propia unidad de las Escrituras demandan ser tratadas como una unidad orgánica. Hay tres leyes de la unidad orgánica, y la Biblia las muestra todas: 1) Toda parte es necesaria para que haya una totalidad. 2) Toda parte suple lo que hace falta en otra. 3) Un solo principio vivificante impregna la totalidad. Por ejemplo, no podemos creer en el cielo y a la vez negar otros varios registros y mandamientos bíblicos. La resurrección de Cristo, no puede ser verdad y mentira al mismo tiempo. La Biblia no se ocupa de la ficción piadosa y el mito irracional (2 Ped. 1:16-21).



Las Consecuencias De Rechazar La Biblia Como Una Verdad Absoluta

Si la verdad es relativa y subjetiva, entonces: “Eso es sólo su interpretación… Todo es una mera opinión… No hay que dogmatizar… Siempre y cuando una persona hace un compromiso sincero con Cristo independientemente de la precisión de su obediencia… Esto se siente bien para mí… La iglesia tiene que cambiar con los tiempos y las mujeres también pueden presidir las congregaciones… ¿Por qué debería estar mal el bautizar a los bebés practicando o no la aspersión?... ¿Por qué debería estar mal la adoración con instrumentos musicales?... Si Dios quiere que yo sea feliz, entonces mi divorcio será bueno para mí felicidad…”

Como podemos ver, el relativismo pone el estándar del individuo sobre la palabra de Dios. Cuando aceptamos algunas partes convenientes de la Escritura y rechazamos otras, no es a Dios a quien creemos y en quien confiamos, sino en nosotros mismos.

Si la verdad absoluta es imposible de conocer y aplicar, entonces ¿Por qué esforzarnos tanto con ser solamente cristianos tal como los del primer siglo? Semejante mentalidad no sólo es relativista sino también pesimista y destructiva.

Un Llamado A Defender La Verdad

Debemos resistir la destructiva atracción relativista del mundo que se opone a la palabra de Cristo. Debemos esforzarnos por conocer y practicar la buena voluntad del Señor (Rom. 12:1-2).

Jesús es la única manera de llegar a Dios (Hech. 4:12). Cristo es el único camino al cielo. Varias veces Cristo dijo "Yo soy". Él dijo "Yo soy el pan de vida" (Jn. 6:35); "Yo soy la luz del mundo" (Jn. 8:12); "Yo soy el buen pastor" (Jn. 10:14); "Yo soy la resurrección y la vida" (Jn. 11:25); "Yo soy la vid verdadera" (Jn. 15:1), y en Juan 14:6 Cristo dijo Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

Cristo llama a “Todo aquel que es de la verdad” para que persista en el estrecho camino al cielo (Jn. 18:37; Mat. 7:13-14), a pesar de que la mayoría está en el camino “de mente abierta” al infierno. La verdad de Cristo es más grande que cualquier oposición (1 Jn. 4:4; Fil. 4:13) y su verdad se mantendrá firme porque “permanece para siempre” (1 Ped. 1:25). En cambio, las filosofías de los hombres son arenas movedizas que no resisten el paso del tiempo.

A pesar de la cruenta oposición popular, la iglesia primitiva se sobrepuso a una persecución generalizada (Mat. 5:10-12; Hech. 8:1-4; 28:22; 1 Ped. 2:12; 3:16; 4:14, 16). Con la verdad del evangelio los santos fieles pusieron el mundo al revés (Hech. 17:6). Nosotros también podemos confiar en la verdad y trastornar el mundo. La verdad de Cristo es poderosa para cambiar vidas (Hech. 4:13).

Podemos presentar una defensa razonable (1 Ped. 3:15, Ef. 4:15) en un mundo donde la incredulidad carcome como gangrena las almas sin esperanza (Heb. 11:1-6).

Podemos vivir la verdad, dando a conocer que estamos en Cristo (1 Jn. 2:4-6) y Cristo en nosotros (Gal. 2:20).

Nota: Adaptado del artículo “Absolute Truth in Changing World” de Frank Walton. Varios puntos fueron tomados de la obra “Introducción a las Evidencias del Cristianismo” de Mark Reeves.



Josué Hernández A.
La Serena. Chile.