Alguien se preocupa por ti

En su tiempo David expresó lo que hoy en día sería el grito moderno de la desesperación: "no hay quien me tome en cuenta; no hay refugio para mí; no hay quien cuide de mi alma" (Sal. 142:4 LBLA).

Nosotros, el pueblo de Dios, estamos compartiendo esto contigo porque estamos interesados ​​en ti. Nos interesa tu bienestar espiritual y queremos ayudarte.

Nuestro mundo es frío e indiferente. Nuestra sociedad despersonalizada está llena de extraños que luchan por sobrepasar a los otros. Las familias se desmoronan desde la raíz, mientras cada cual camina por su propio rumbo de egoísmo narcisista. Muchos se sienten solos, desamparados y gritan junto con David "no hay quien me tome en cuenta; no hay refugio para mí; no hay quien cuide de mi alma" ¡Qué triste escenario!

En el verano de 1980, una mujer llamada Judith Bucknell fue asesinada en Miami. Su asesinato hubiera podido llegar a ser un dato más de una larga estadística excepto por su diario de vida. Ante la mirada del mundo ella era joven, atractiva y llena de éxitos, pero su diario se levanta como un monumento a la terrible soledad que experimentaba. “¿Quién va a amar a Judith Bucknell?” escribió ella. “Me siento tan vieja. No amada. No deseada. Abandonada. Utilizada. Quiero llorar y dormir para siempre”. Su apariencia externa era de felicidad; gozaba de un buen trabajo, de vestidos elegantes, y una hermosa vivienda, es decir, ella gozaba de todos los accesorios de lo que hoy se llama una buena vida. Pero escribió: “Me encuentro sola, y quiero compartir algo con alguien”.

¿Quién está preocupado por ayudarte?

En este mundo sin corazón la mayoría busca satisfacer su egoísmo. Las contiendas, la envidia, el chisme y la traición son el pan de cada día. Nuestra sociedad se corrompe en los abismos del pecado y alienación de Dios (Rom. 1:28-32; Tit. 3:3). A pesar del escenario anterior ¡Hay esperanza! Nosotros nos preocupamos por ti y nos interesa ayudarte.

¿Por qué nos preocupa tanto tu bienestar? Porque somos el cuerpo de Cristo (Ef. 5:23) y hemos aprendido el amor de Dios (Jn. 3:16). Nosotros hemos conocido el cuidado amoroso de nuestro Dios que ha cambiado nuestras vidas: Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1 Jn. 4:19). Dios nos ama tanto que envió a Jesús a morir para salvarnos. El santo Hijo de Dios murió por todos (1 Ped. 3:18).

El amor es la mayor potencia del universo. Fue el amor lo que sujetó a Cristo a la cruz. Es por amor que Dios aún espera tu arrepentimiento (2 Ped. 3:9). Y aún el evangelio es llamado “el amor de la verdad” para salvarnos (2 Tes. 2:10).

El mundo, para Dios, tiene un significado eterno. Ante Dios no hay gente sin importancia, para él nadie es insignificante. “Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia” (Hech. 10:34-35). Tú eres único para Dios, eres valioso. Dios se preocupa por ti como nadie lo ha hecho ni lo hará. Nadie te podrá amar como Dios te ama.

Cuando Jesús andaba entre los hombres, fue conocido como el “amigo de publicanos y de pecadores” (Mat. 11:19). Había compasión en él y preocupaba por todos, él veía como las gentes “estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (Mat. 9:36). Cristo se preocupó lo suficiente como para dirigir a todos las gentes a Dios, la misma preocupación es manifestada por nosotros hacia ti.

Jesús nos enseñó a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mar. 12:31). Sabemos que ningún hombre es una isla. Nosotros cada día nos esforzamos por ser personas bondadosas y demostrar el amor con que Cristo nos amó primero. A pesar de que en este mundo malo la fortaleza y el éxito consisten en humillar a otros para la realización carnal, a nosotros Cristo nos enseñó algo totalmente contrario a esto.

Nos preocupa tu problema.

Todos tenemos problemas, unos más grandes otros más pequeños. Todos nos estresamos, sufrimos y nos cansamos. Pero hay un problema que tú tienes con Dios y queremos ayudarte a solucionarlo.

Nosotros, los cristianos, hemos encontrado la solución a nuestro más grande problema: El pecado. ¡Todos nosotros, al igual como lo puedes hacer tú, encontramos la ayuda del pueblo de Dios!

Nosotros señalamos a Cristo como el dador de la solución al problema del hombre, porque Jesús ofrece una gentil invitación. Cristo dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mat. 11:28-29). Nosotros, los cristianos, hemos encontrado este descanso espiritual y hemos hallado la esperanza que Cristo da.

En Cristo, nosotros nos hemos convertido en una familia amorosa, gentil, generosa. Dios nos ha enseñado a vivir así: “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (1 Ped. 1:22). El Señor nos ha enseñado a vivir en santidad, en amor, en fe, en un ambiente honesto donde mora Dios: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” (Gal. 6:2), por este motivo nosotros nos ayudamos, nos corregimos y nos esforzamos todos por caminar juntos a la eternidad.

Nos preocupa compartir contigo la palabra de Dios.

¿No es extraño que muchos digan creer en Dios y desprecien la dirección de la palabra de Dios? Como dice la Escritura: “Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte” (Prov. 14:12). Dios nos ha creado. Él sabe lo que necesitamos. ¿Quién soy yo? ¿Cuál es el propósito de mi vida? ¿Qué sucederá cuando muera? Dios responde todas estas preguntas en su palabra.

Para nosotros los cristianos el “volver a la Biblia” es la respuesta adecuada a los problemas del hombre. Sólo el Nuevo Testamento de Cristo es nuestra regla de fe en doctrina y práctica (1 Ped. 4:11). ¿Por qué? Porque Jesús dijo: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:31-32).

Nosotros somos cristianos, cristianos solamente. Como cristianos procuramos glorificar a Dios en éste nombre (1 Ped. 4:16). No utilizamos nombres sectarios de la humana sabiduría. Somos leales a Cristo y a su palabra (Hech. 11:20-26). Somos una iglesia local sin leyes humanas. Respetamos el patrón revelado en el Nuevo Testamento (2 Tim. 1:13).

La misma semilla del evangelio puro, la cual produjo cristianos en el primer siglo, cuando sea sembrada en tu corazón podrá hacer de ti un cristiano también (Luc. 8:11, 15). Es por esto que nos preocupamos por ti, nosotros queremos ayudarle a conocer la verdad transformadora de la palabra de Cristo (1 Ped. 1:22-25).

Nos preocupa tu destino eterno.

Cada uno de nosotros tiene un alma destinada a vivir por la eternidad. Por esto Cristo advirtió: “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Jn. 5:28-29).

Nos preocupamos lo suficiente por ti, que te preguntamos ¿Dónde pasarás la eternidad? También Cristo hizo varias preguntas para ayudarnos a reflexionar. Una pregunta de Cristo es: “¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Mar. 8:36).

En nuestra asamblea, esperamos tu visita para darte una cálida bienvenida. Muchos han sido engatusados por la religión hipócrita de hoy. Muchos han caído en el engaño de las denominaciones aprovechadoras. Sin embargo, nosotros hemos aprendido el ejemplo del apóstol Pablo que dijo: “porque no busco lo vuestro, sino a vosotros” (2 Cor. 12:14).

La iglesia que Cristo edificó (Mateo 16:18) son todas aquellas personas que han obedecido a Su evangelio y perseveran en fidelidad (Hechos 2:38, 41, 47). La iglesia no es una institución dependiente de un hombre o grupo de hombres, como las sectas denominacionales de hoy. La iglesia que pertenece a Jesús está compuesta de individuos subordinados a Él. Ninguna iglesia puede ser de Cristo si obedece a los hombres antes que a Jesús (Hechos 4:12; Juan 14:6).

Nuestra misión como miembros del cuerpo de Cristo es atraerte a Cristo para que Él sea el centro y el criterio de todas las cosas de tu vida. El mundo está lleno de organizaciones religiosas e iglesias que procuran añadirte a un grupo y no al Señor, en cambio nuestro anhelo es que tú seas uno con el Padre y con Cristo su Hijo (Juan 17:21), pues sólo en Jesús hay salvación (Hechos 4:12).

Nosotros te animamos para hacer de Jesús el centro de tu familia y el foco de tu vida personal y que Jesucristo sea tu motivo, tu esperanza y tu meta.

Quisiéramos conocer a tu familia y compartir las bendiciones de Dios con ellos y contigo. Siempre les invitamos a visitarnos para que juntos adoremos al Señor como una familia de hijos de Dios (Hechos 2:38, 41, 47; Efesios 2:19). Nosotros queremos ayudarte y ofrecerte la alternativa simple, verdadera y bíblica que brinda Dios al hombre (Juan 8:31-32). Nosotros abrimos nuestro corazón a ti y a tu familia en el amor de Cristo, deseando ser compañeros suyos y peregrinos en un mundo hecho difícil por el egoísmo, la injusticia, la decepción y la desilusión.

Nota: Algunos puntos utilizados en el presente artículo fueron tomados de la obra “SOMEONE CARES ABOUT YOU” de mi hermano en la fe Frank Walton.


Josué Hernández A.
La Serena. Chile.